El otro día me mandaron un meme, o lo vi en alguna red social (no lo recuerdo bien), en el que una señora que pasaba los cincuenta se metía con una adolescente por haberse hecho un par de piercings en la oreja. Le decía algo así como que había agujereado su cuerpo, que parecía una macarra y cosas similares. Luego, esa misma señora, se cruzaba con una vecina que había dado a luz hace poco y se acerba al carrito para ver a la bebé, al ver que no llevaba pendientes, le preguntaba a la madre por ellos asegurando que cuando le hiciera los agujeros se vería aún más guapa de lo que está ahora. Hipocresía.
Hacerse agujeros en las orejas está bien, pero solo si son dos (uno por lóbulo de oreja) y si eres niña. Si te haces más agujeros o eres un niño te mirarán mal, algunos por lo menos.
Yo tengo una bebé de 23 meses casi, y me negué a hacerle agujeros antes de que naciera. Bajo mi punto de vista ¿quién soy yo para agujerear el cuerpo de mi hija sin que ella lo decida? No es como ponerle un pantalón rosa, lila o verde, que luego se lo quitas y cuando sea más mayor decidirá por sí misma qué color le gusta más. Si le agujereas las orejas no hay vuelta atrás, las tendrá agujereadas toda la vida, quiera o no quiera llevar pendientes.
Ahora bien, si se los hubiera hecho por estética, porque me gustasen mucho o por tradición familiar, tened por seguro que no me llevaría las manos a la cabeza si con 15 años quisiera hacerse un piercing o un tatuaje, aunque tal vez tendría que esperar hasta los 18 para hacérselo y así tendría tiempo de madurar la idea y asegurarse de lo que quiere, o no.
¿Es un niño o una niña?
Cuando te hacen esa pregunta no suele molestar, a veces sí, pero la mayoría de las veces no porque cuando son bebés, es normal que no se aprecie qué sexo tienen, sobre todo si sois como yo y vestís a vuestros hijos e hijas con colores elegidos indistintamente de si son niños o niñas. Ahora bien, cuando dan por hecho que mi hija es un niño solo porque no lleva pendientes me quema el estómago y me entran ganas de explicarle a la señora, o al señor, que los tiempos cambian y que gracias a Dios ahora podemos elegir este tipo de cosas sin que nadie nos mire mal (o sin que nadie deba mirarnos mal por lo menos).
Si un día cualquiera visto a mi hija con vaqueritos, unos zapatitos de sandalias azul marino y una camiseta verde, por ejemplo, todo aquel que no me conoce (o la gran mayoría) da por sentado que es un bebé y cuando me preguntan su nombre y les digo que Lucía les cambia la cara. De hecho se les queda una mueca extraña y no saben cómo arreglar el embrollo. Más de uno, y de una, me ha salido con eso de “Ay! Es que como no lleva pendientes me he confundido”, otros simplemente sonríen y dicen “¡Qué nombre más bonito, como la canción de Serrat!”.
Por otro lado, qué Dios nos coja confesados si se te ocurre agujerear la oreja de un niño (el Dios que sea). Si es una niña sí le podemos poner pendientes, porque está culturalmente aceptado, pero si es un niño no se los pongas, aunque te gusten, porque entonces estarás actuando mal y serás una “mala madre”.
Hace varios años ya, cuando mi primo pequeño tenía unos 9 años, pidió hacerse un agujero en la oreja por su cumpleaños porque quería llevar un pendiente. Su padre se lo permitió y casi toda la familia hablaba a sus espaldas opinando, como siempre sin que nadie se lo pidiera, sobre lo mala idea que había sido dejarle hacerse ese pendiente. Cuando cumplió los 12 años pidió agujerearse también el otro lóbulo y también le dieron el visto bueno. Ahora tiene 24 años y en su último cumpleaños le regale unos pendientes chulísimos de Coseta, la joyería online de plata. Eran unos pendientes pequeños, de aro, de los que colgaba una pequeña cruz diminuta (un poco macarrilla pero perfecta para él). Y si alguno lo está pensando ya le informo yo que no, no es gay, aunque que lo sea o no carece de importancia.
Pendientes masculinos
Ahora hay una cierta tendencia a hablar de pendientes masculinos, como si los de chica tuvieran que ser diferentes. ¿Es un pendiente? Sí ¿verdad? Pues ya está, el resto sobra. Luego cada uno, hombre o mujer, llevará el que más le guste ¿o no?
Pues algunas tiendas incluso publican guías de inicio para usar pendientes masculinos, como Trendhim, ante lo cual me he llevado las manos a la cabeza.
Si buscamos la libertad de que cada uno lleve lo que le da la gana sin importar el sexo que tenga, ¿entonces qué hacemos publicando guías sobre cómo han de llevar pendientes los hombres en pleno siglo XXI? ¡Qué los lleven como les dé la gana digo yo!
Una de las primeras cosas que te dice el artículo que debes plantearte es si llevar pendiente puede perjudicarte en tu puesto de trabajo y yo digo ¿perjudicaría a una mujer? Si la respuesta es “Sí” porque eres cirujana y puede caerse tu pendiente en quirófano o porque trabajas en una fábrica y cualquier pendiente puede engancharse con la maquinaria entonces plantéatelo, si la respuesta es que “No”, que a una mujer no le perjudicaría, ¿entonces por qué a un hombre sí? Valiente hipocresía de sociedad que tenemos ¿verdad?
Otro consejo de la guía es que se opte por pendientes pequeños y yo vuelvo a preguntar lo mismo ¿le darías ese mismo consejo a una mujer?
A veces creo que no hemos avanzado nada en según qué cosas. Es como si dijéramos a las nuevas generaciones: puedes ser lo que quieras y amar a quien quieras pero no te salgas de la norma en público. Le decimos a un adolescente, chico o chica, que puede amar a quien quiera, sea del sexo que sea. Le decimos que puede ser bombero/a, enfermero/a, carnicero/a, maquillador/a o policía. Le decimos que puede luchar por sus derechos. Le decimos que puede decidir mil cosas sobre su vida pero a la hora de dejarlo/a ser libre en su propia expresión de personalidad, con su forma de vestir o de actuar, entonces le decimos que ha de ser políticamente correcto y que lo mejor que puede hacer es vestir como lo hace la mayoría, seguir la moda que sigue la mayoría y si es un bebé, por supuesto, hacerlo nosotros/as por él.
Y es que al final todo se basa en estereotipos ridículos e injustos. Si vas vestido de negro eres un macarra, o amante del heavy, o ambas cosas. Incluso puede que seas gótico y que te guste hablar de la muerte. Si llevas tacones a diario eres una chica elegante, muy cool, y si te pasas la vida en zapatillas por comodidad puede que te falte glamour. Por otro lado, si eres un chico y vistes de rosa, o llevas pendientes (no macarras), probablemente serás homosexual, y si eres chica y llevas el pelo corto, vistes en vaqueros y no sueles maquillarte es muy probable que te tachen de lesbiana.
La sociedad es así, y va a costar mucho cambiar todo eso. Lo llevamos intentando muchísimo tiempo y seguimos arrastrando el ancla por la línea de la evolución, dando pequeños pasos, cuando lo que hay que hacer es soltar el ancla y dejará ahí, al pasado, donde pertenece, mientras nosotros como sociedad seguimos avanzando juntos. Y si hay alguien que no quiere avanzar que se quede con el ancla, bien agarradita, porque es posible que entonces sobre en la sociedad actual y en aquella en la que nos queremos convertir: una libre de prejuicios donde todas las opiniones tienen cabida, una en la que se debate sobre cualquier tema sin llegar jamás a la violencia, una en la que no te miran mal por ser diferente o por cambiar de opinión sobre algo en lo que ya te habías expresado después de valorar nueva información.
¿No os gustaría vivir en una sociedad así? Probablemente sea una idea demasiado bonita como para convertirla en realidad pero sí podemos luchar por ella, aunque no se consiga aún, ni dentro de 10 años, porque si luchamos por conseguir algo así es posible que nos quedemos a mitad del camino pero si no luchamos por ello nunca no avanzaremos ni 10 centímetros. Incluso es posible que, por desgracia, retrocedamos, como ya está pasando con algunas ideologías y en algunos países donde supuestamente ya han vivido algo similar y necesitan seguir hacia adelante.
¿Caminamos juntos?