Todos sabemos que el desarrollo de los niños es rápido, sus huesos crecen constantemente y por lo tanto sus pies también, por lo que debemos estar siempre atentos a que su calzado sea de la talla adecuada, que no les queden pequeños, evitando así cualquier tipo de molestia, herida, dolor o simplemente que el pie no pueda moverse cómodamente dentro del zapato.
Según estudios realizados se estima que por término general el pie del niño crece aproximadamente unos 3 milímetros cada dos meses durante los 15 primeros meses de vida, de los 15 meses a los dos años estos 3 milímetros será cada tres meses y de los 2 años a los 3 será cada cuatro meses, continuando su progresión hasta alcanzar la madurez del hueso cuando se completa su osificación.
Hay una edad muy importante en la formación del pie, la cual se sitúa a partir de los 3 años cuando el niño comienza a mejorar su tono muscular, a formar el puente de la planta del pie… por lo que elegir un buen calzado y supervisar su desarrollo será sumamente importante para favorecer el correcto crecimiento de sus pies y evitar futuros problemas de salud. Es por ello por lo que se recomienda que el calzado infantil se ajuste a los siguientes parámetros:
- Elegir siempre la talla adecuada. Un error muy frecuente entre los padres es escoger una talla más para que dure más tiempo, esto lo que ocasiona en el niño es la falta de acomodación del tamaño real del pie al zapato causando inestabilidad, ampollas o roce por demasiada holgura, alteración de la forma de caminar, etc. Se aconseja que quede una distancia libre entre 1 cm. o 1,5 cm. entre la punta del dedo gordo y la punta del zapato.
- Es importante probar en los dos pies los zapatos, ya que ambos son diferentes y se debe hacer siempre de pie intentando calzar y ajustar bien los zapatos. También es importante realizar esta prueba llevando puestos unos calcetines.
- La parte delantera del zapato deberá tener una forma cuadrada y con una anchura suficiente para dejar libertad de movimiento a los dedos.
- El material con el que está elaborado el calzado es importantísimo. Se debe intentar siempre que sean de materiales naturales como la piel, ya que esta nos aportará flexibilidad y transpiración. El material con que está elaborada la suela también es clave por lo que se elegirá preferiblemente un tipo de material que sea gordo, flexible y antideslizante para evitar que el niño pueda resbalar. La goma es un buen ejemplo de ello por reunir estas características. En este sentido, si vosotros o vuestros pequeños necesitan calzado, nosotros os recomendamos que visitéis Serendipia shoes, dado que ellos son expertos en todo tipo de calzado y, además de los consejos que nosotros os damos, os asesorarán desde la experiencia y la profesionalidad, de tal modo que siempre tendréis el calzado que mejor se adapte a vuestras necesidades.
- Es conveniente que el contrafuerte esté reforzado para sujetar el tobillo y dar más estabilidad al pie, pero con una protección lo suficiente flexible como para permitir el movimiento completo de la articulación.
- Para facilitar la autonomía del niño en la guardería, el colegio… es preferible la utilización de velcro como modo de sujeción del zapato, para que les resulten fáciles de quitar y poner.
- Los zapatos han de ser planos, ligeros, flexibles y cómodos.
Actualmente está muy de moda y es habitual que los niños utilicen durante todo el día y varios días a la semana calzado deportivo. Este tipo de calzado como su propio nombre indica está recomendado para la práctica deportiva, debiendo cumplir los requisitos anteriores. Calzado como chanclas, zuecos, mocasines, etc. no tienen la suficiente sujeción por lo que obligarán a los dedos a realizar un trabajo extra de agarre por lo que no son muy recomendables. Tampoco es aconsejable utilizar zapatos heredados de hermanos, primos, amigos… pues la pisada de cada niño es diferente y el zapato se amolda a cada pie en particular, por lo que compartir el calzado puede distorsionarla.
Los zapatos, una obsesión más
La relación de algunas personas con los zapatos puede llegar a convertirse en una obsesión, tal es el caso de la fallecida Imelda Marcos, esposa del expresidente de Filipinas Ferdinand Marcos, que, tras su exilio en Hawái a principios del año 1986, y según cuentan noticias que recorrieron buena parte del mundo, en el sótano del Palacio de Malacañán en Manila guardaba la nada desdeñable colección de 3.000 pares de zapatos que dejó atrás tras su huida del país. A pesar de ello en una entrevista a la revista alemana Bunte declaraba: “La verdad es que nunca tuve una obsesión por los zapatos y un 90% de ellos nunca los llegué a usar”.