Imagino que cualquier padre con hijos en edad adolescente sabe a qué me refiero cuando digo que intentar acertar con ellos es una tarea imposible. Da igual lo guay que quieras ser porque ellos jamás van a ver, en tus ideas, algo interesante, así que más nos vale hacernos a la idea y esperar a que cumplan los 20 para empezar a razonar con ellos, a veces incluso los 25.
Hace unos meses nos mudamos de casa a una un poco más grande. Mis hijos, que ya tienen 13 y 15 años, no querían seguir compartiendo habitación, y la verdad es que las peleas eran tan continuas que nos salía a cuenta el cambio de vivienda. Contratamos la mudanza a TSR un jueves, el lunes siguiente por la mañana, apenas dos horas antes de que llegaran los camiones, mi hijo de 13 años, que era quien se iba a quedar los muebles de la habitación actual nos dijo que nos los quería y que además no le gustaba que las paredes de su cuarto fueran todas blancas, que eso no era moderno.
Petición concedida
Si hubiera sido de otra manera, habría callado a mi hijo con un “ahorra y te compras muebles nuevos” pero teniendo en cuenta que a nuestro hijo de 15 años le habíamos comprado una habitación nueva me sentí mal al negarle lo mismo a él, así que le prometí muebles nuevos y pintura nueva. Eso sí, le dije que las cosas no se hacían así, a última hora y de mala manera, y le dije que, por supuesto, tenía que pintarse el mismo las paredes.
Los muebles no fueron difíciles de encontrar pues fuimos a la misma tienda donde habíamos comprado los de su hermano y eligió unos muy similares, pero lo de la pintura fue un tema aparte. ¿Azul? No, eso es de bebés, ¿Gris? Qué aburrido, ¿Verde? No estoy en el campo, ¿Naranja? Parecería una discoteca…. Creo que le propuse toda la gama de colores que vi por Internet y él le puso pegas a todos. No he visto un niño más pejiguero con los colores que él y aquello era un problema porque tenía que estar pintada la habitación antes de que nos enviaran los muebles porque, de lo contrario, el lío iba a ser descomunal.
Fue mi hermana, la tía del adolescente, quien nos dio por fin la clave del éxito con el enano. Fue a hablar con él en plan “tía guay” y le propuso comprar esta pintura a la tiza para pintar una de las paredes de la habitación y dos paquetes de tizas, una de colores y la otra blanca, para poder escribir frases chulas en la nueva pared tipo pizarra. ¿Y sabéis qué? Lo consiguió. Mi hijo no sólo aceptó su propuesta sino que estaba tan emocionado con la idea que acabó todas sus tareas corriendo para poder sentarse con su tía en el ordenador y comprar la pintura famosa con el fin de que llegara lo antes posible a casa.
Poco después me he enterado que es una pintura que está muy de moda entre los chavales de esa edad y ya hay tres o cuatro hijos de amigos y familiares que han querido copiar la habitación de mi hijo en ese sentido así que, os puedo asegurar, que la pintura a la tiza es la pintura ideal para los adolescentes.