En la actualidad, pasamos gran parte de nuestro tiempo en espacios cerrados, ya sea en oficinas, escuelas, hogares o lugares de trabajo. Aunque estos entornos pueden parecer seguros y cómodos, el aire que respiramos afecta directamente sobre nuestra salud y bienestar. Es más común de lo que parece que la calidad del aire interior sea mucho peor que la del exterior, especialmente en lugares con una circulación de aire deficiente.
En oficinas, por ejemplo, donde se concentra la actividad de muchas personas en un mismo espacio, el aire puede volverse rápidamente cargado de contaminantes, como polvo, partículas de contaminación, bacterias y virus. Estos contaminantes no solo afectan a quienes ya padecen de problemas respiratorios o alergias, sino que pueden disminuir la productividad y aumentar el absentismo laboral.
El primer paso para mejorar la calidad del aire en oficinas y otros espacios cerrados es entender cómo se ve afectado el ambiente interior y qué medidas tomar para corregirlo.
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Mejora de la ventilación.
La ventilación es clave cuando hablamos de mejorar el aire en interiores. Si un espacio cerrado no tiene una circulación adecuada de aire, los contaminantes se acumulan con facilidad, creando un entorno insalubre. Una buena ventilación permite que el aire fresco entre y que el aire viciado o cargado de contaminantes sea expulsado.
Para lograr una ventilación eficaz, es importante abrir las ventanas siempre que sea posible, pero en muchas oficinas, la circulación natural no es suficiente debido a la falta de ventanas o la contaminación exterior. En estos casos, los sistemas de ventilación mecánica o los purificadores de aire con tecnología avanzada, como los que utilizan ionización bipolar, pueden ser una excelente opción. Esta tecnología ayuda a filtrar las partículas y los contaminantes, y además reduce la presencia de patógenos como virus y bacterias, mejorando la calidad del aire en general.
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Control de la humedad.
En niveles demasiado altos, la humedad favorece la proliferación de moho, ácaros y otros microorganismos que pueden causar alergias o afecciones respiratorias. En espacios cerrados, la humedad tiende a acumularse, especialmente en lugares donde hay poca circulación de aire.
Una buena manera de controlar la humedad es asegurarse de que el sistema de ventilación esté correctamente configurado para regularla. Existen también deshumidificadores que pueden ayudar a mantener los niveles de humedad en rangos saludables, entre el 40% y el 60%. Además, el uso de plantas en las oficinas, como la planta de serpiente o el aloe vera, puede contribuir a mantener el ambiente más equilibrado, ya que absorben la humedad excesiva y ayudan a purificar el aire de manera natural.
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Uso de purificadores de aire.
Los purificadores de aire son una herramienta muy útil para mejorar la calidad del aire en oficinas, especialmente en aquellas que carecen de una ventilación adecuada o donde el aire exterior está muy contaminado. Estos dispositivos están diseñados para eliminar partículas microscópicas, como el polvo, los pelos de mascotas, los ácaros y el polen, que pueden empeorar las alergias y otras afecciones respiratorias.
Al elegir un purificador de aire, es fundamental que sea adecuado para el tamaño del espacio que queremos tratar. Los modelos con filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air) son especialmente efectivos para capturar partículas finas. Sin embargo, para un control más completo de contaminantes como los virus y bacterias, la ionización bipolar, que es una tecnología avanzada, puede ser una excelente alternativa. Los profesionales de Air Quality Prosescan afirman que esta tecnología permite eliminar patógenos y mejorar notablemente la calidad del aire en ambientes cerrados, contribuyendo a un entorno de trabajo mucho más saludable.
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Evitar productos químicos en el espacio de trabajo.
Muchos productos que utilizamos a diario en oficinas, como limpiadores, ambientadores y desinfectantes, pueden liberar compuestos orgánicos volátiles (COV), que afectan negativamente a la calidad del aire. Los COV pueden causar dolores de cabeza, fatiga y molestias respiratorias, entre otros problemas de salud. Para evitar este problema, lo ideal es elegir productos de limpieza ecológicos o naturales que no emitan estos compuestos dañinos.
A la hora de escoger mobiliario y otros elementos para la oficina, también es importante tener en cuenta que algunos materiales pueden liberar compuestos que afectan a la calidad del aire. Por ejemplo, muebles de madera tratada o ciertos tipos de alfombras pueden emitir formaldehído, un gas nocivo. Utilizar materiales más naturales y libres de químicos es una opción inteligente para mantener un ambiente más saludable.
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Controlar la temperatura y la iluminación.
Además de la calidad del aire, la temperatura y la iluminación son esenciales en la comodidad de los trabajadores y en la productividad. Un ambiente demasiado caluroso o frío puede resultar incómodo y afectar a la concentración. Es recomendable mantener la temperatura entre 20°C y 22°C, ya que se ha demostrado que este rango favorece la comodidad y la productividad.
En cuanto a la iluminación, la luz natural es la mejor opción, ya que al mismo tiempo que mejora el estado de ánimo, ayuda a mantener el ritmo circadiano, reduciendo el riesgo de fatiga ocular y dolores de cabeza. Si no es posible contar con luz natural, se pueden usar luces LED que imiten la luz natural, evitando la iluminación artificial de bajo espectro que puede causar estrés ocular.
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Incorporar plantas en el espacio cerrado.
Las plantas no solo aportan una estética agradable a la oficina, también tienen un impacto positivo en la calidad del aire. Algunas plantas, como la palma de bambú o el espatifilo, son excelentes para purificar el aire, ya que absorben dióxido de carbono y otros contaminantes, liberando oxígeno en su lugar. Además, las plantas pueden contribuir a mejorar la humedad de los espacios cerrados y reducir el riesgo de sequedad en las vías respiratorias. Al introducir vegetación en el espacio, también puedes experimentar una sensación de bienestar y calma, ayudando a reducir el estrés.
Asegúrate de elegir plantas que sean fáciles de cuidar y que se adapten bien a las condiciones del espacio. No todas las oficinas tienen suficiente luz natural, por lo que es importante elegir especies que prosperen en condiciones de poca luz, como los pothos o las plantas suculentas. Esto facilitará el mantenimiento y garantizará que las plantas continúen siendo eficaces en su función de purificar el aire.
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Mantener una limpieza regular.
El mantenimiento adecuado y la limpieza regular de la oficina son esenciales para garantizar un ambiente saludable. El polvo, la suciedad y los residuos pueden acumularse rápidamente y afectar tanto la calidad del aire como la salud de quienes ocupan el espacio. Realizar limpiezas periódicas, especialmente en áreas con alfombras, cortinas y superficies difíciles de alcanzar, ayudará a reducir la acumulación de partículas.
Para las superficies de trabajo y el mobiliario, es recomendable usar productos de limpieza ecológicos que no liberen químicos perjudiciales. Además, al limpiar las alfombras o tapicerías, es preferible utilizar una aspiradora con filtro HEPA para atrapar las partículas más pequeñas. Incorporar hábitos de limpieza regulares previene problemas respiratorios al igual que fomenta un entorno agradable, libre de alérgenos y otros contaminantes invisibles que pueden afectar la salud de los empleados. De este modo, se mejora la productividad y el bienestar general de quienes comparten el espacio de trabajo.
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Invertir en tecnología para la medición de la calidad del aire.
Si quieres llevar el control de la calidad del aire en tu oficina a un nivel superior, puedes invertir en dispositivos de medición de la calidad del aire. Estos sensores controlan en tiempo real los niveles de CO2, la humedad, la temperatura y las partículas en suspensión en el aire. Con esta información, podrás detectar cualquier anomalía y tomar medidas rápidamente para corregirla.
Algunos sistemas avanzados miden la calidad del aire, controlan la ventilación, ajustan la temperatura y gestionan la humedad, creando así un entorno más cómodo y saludable. Esto mejora la salud de los empleados y, al mismo tiempo, puede aumentar su productividad, ya que se sienten más cómodos, descansados y alertas. Invertir en esta tecnología favorece tanto el bienestar de los trabajadores como la creación de un entorno de trabajo más eficiente y dinámico.
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Fomentar hábitos saludables entre los empleados.
La calidad del aire en los espacios cerrados está estrechamente ligada a las rutinas diarias de quienes los habitan. Fomentar una cultura de salud y bienestar en el entorno laboral es clave para mejorar tanto el bienestar personal como la atmósfera general del lugar. Promover el hábito de mantenerse bien hidratado, descansar adecuadamente durante la jornada y realizar pausas activas puede generar un impacto positivo en la salud, al mismo tiempo que contribuye a mantener el espacio más limpio y saludable. Además, incentivar el uso de productos de limpieza ecológicos y un adecuado reciclaje de materiales ayuda a reducir la presencia de agentes contaminantes en el aire. Es importante también promover la ventilación regular de los espacios de trabajo, mantener los escritorios ordenados y evitar el uso de productos que puedan liberar sustancias tóxicas o perjudiciales para la calidad del aire. De este modo, se crea un entorno que no solo es más saludable, sino que también favorece la concentración y el bienestar general de los empleados.