Pertenezco a la generación EGB, seguro que la conoces. Esa que se pasaba media vida en la calle, que no necesitaba extraescolares, que si se caía al suelo, se lavaba y seguía jugando en la calle a las chapas. De esos que su merienda era un bocadillo de chorizo y sí, en la calle. Pues bien, una generación que comenzó a ver los primeros piercings , pero que nunca pensó que esto llegaría hasta dónde ha llegado. Y es que la verdad es que es increíble.
Es cierto que el piercing existe desde hace muchos años, pero muchos muchos. No nos podemos hacer una idea. Pero también es cierto que en estos tiempos modernos ha recorrido un largo camino hasta convertirse en una forma moderna de expresión personal. Una expresión que ahora mismo usa todo el mundo.
A lo largo de los siglos, esta práctica ha evolucionado tanto en términos de técnicas como de significado cultural y aceptación social.
Por zonas
Y donde más ha cambiado es en las zonas que nos hacemos los piercings. Antes solo podías imaginar en una ceja o como mucho en la nariz, pero ahora es una locura. Existen los piercings faciales, estos son los que se hacen en zonas como la ceja, el labio, la lengua y las fosas nasales. Estos son muy habituales y la verdad es que ahora mismo son pocos los jóvenes que no llevan uno.
También se han puesto muy de moda los piercings corporales. Es decir, los que son muy vistosos, pero también dolorosos. Ponerse un piercing en el ombligo, en los pezones e incluso en los genitales es algo muy morboso. Es cierto que antes todos ellos eran considerados tabú, pero ahora son comunes e incluso la gente llega a presumir de ellos.
Y luego están los piercings dérmicos. Se trata de una técnica relativamente nueva que permite insertar una joya en cualquier parte del cuerpo mediante un anclaje debajo de la piel.
Avances en las técnicas
Lo que está claro que es nada tiene que ver cómo comenzó esto de ponerse un piercing a cómo se hace en estos últimos años. Es algo que ha venido a dar tranquilidad. Así ahora mismo los estudios de piercing cuentan con estrictos protocolos de higiene y herramientas especializadas que han hecho olvidar a aquellas técnicas tan rudimentarias que incluso ponían en peligro la salud de las personas que se lo hacían.
Ahora se hacen con materiales biocompatibles. Por ejemplo se usa el titanio y acero quirúrgico que han venido para reemplazar a materiales menos seguros, reduciendo el riesgo de reacciones alérgicas e infecciones.
Las pistolas perforadoras, que eran comunes en los años 90, han sido reemplazadas en gran medida por agujas huecas que permiten un proceso más preciso y menos traumático.
Los elementos
Y donde también se ha visto una gran evolución es en los elementos que nos ponemos para ilustrar los piercings. Hay una gran variedad. Los hay en acero quirúrgico, titanio, oro, y bioplástico. Empresas como Piercing y Tattoo, como mayorista de piercing, entienden la importancia de la precisión y la seguridad, por eso garantizan que cada producto cumple con los más altos estándares de calidad y esterilización. Así, puedes ver que existen piercings de mil maneras dependiendo de la zona del cuerpo, por ejemplo, bolas de acero, grosores, roscas internas o dilataciones. La verdad es que te das cuenta que cada vez hay más y más bonitos.
¿Quién se los pone?
Pues como os vengo diciendo el piercing ha dejado de ser exclusivo de jóvenes rebeldes o grupos subculturales para pasar a ser de todo el mundo, incluso se podría decir que no tiene ideología. Se puede ver cómo cada vez más personas mayores de 40 años eligen los piercings como una forma de reinventarse o marcar un nuevo comienzo. Por ejemplo si te has separado.
Aunque es cierto que algunas profesiones aún son conservadoras, muchas empresas han flexibilizado sus políticas, permitiendo que los empleados luzcan piercings visibles. Y está claro que el piercing va más allá de géneros y ahora mismo es una herramienta para explorar y afirmar identidades personales.
Queda demostrado que el mundo del piercing ha evolucionado mucho en los últimos años. Ha pasado de ser una práctica ritual y espiritual a convertirse en una forma moderna que todo el mundo quiere tener. Hemos comprobado cómo hemos tenido avances en técnicas, una mayor aceptación social y una amplia variedad de opciones. Y está claro que el piercing no ha tocado techo, todavía le queda mucho por decir.