Cuando hablamos de tener una alimentación sana y saludable, o incluso de hacer dieta para adelgazar, solemos pasar por alto algunos temas importantes como, por ejemplo, ¿por qué hemos engordado? O ¿por qué necesitamos cambiar nuestra dieta para alimentarnos mejor? ¿Qué es lo que hacemos mal?
En la mitad de los casos que conozco, la ansiedad es la culpable del aumento de peso, o el nerviosismo, como prefiramos llamarlo, y haciendo una dieta no evitamos el problema, lo aparcamos. Cuando dejamos la dieta y volvemos a comer con normalidad se suele recuperar el peso perdido porque es la ansiedad la culpable de que sigamos comiendo compulsivamente. Ante estos casos, lo mejor es buscar ayuda profesional especializada. En arteestetica.com son expertos en el control de la ansiedad y pueden ayudar realmente a esas personas que comen de manera insana debido a sus nervios ya sus problemas personales.
Muchos especialistas conocen este tipo de trastorno como “alimentación emocional”. Con pensamientos engañosos que te hacen creer que tienes ganas de comer, aunque no sea así. Para combatirlo, programar las comidas del día y ceñirte a ellas poder ser una gran ayuda.
Hablamos de los conocidos atracones que debemos evitar a toda costa porque es ahí donde el cuerpo tiende a comer de manera compulsiva. Cuando se inicia un plan alimentario saludable para bajar de peso, uno de los principales enemigos que asoma en las dietas suele ser la ansiedad que, erróneamente, se intenta acallar con las comidas.
El apetito o “hambre emocional” viene de la cabeza, no de la panza, no se trata de hambre real es un sentimiento que no se va a calmar con la comida aunque algunos así lo piensen porque, la comida, no calma la tristeza, ni la alegría.
El Dulce
Por ejemplo, si tienes antojo de dulce no te retengas eternamente y luego explotes comiéndote una barra entera de chocolate, porque será peor el remedio que la enfermedad y además puede que estés intentando contrarrestar un sentimiento negativo con ese atracón, sentimiento que no va a desaparecer tras comerte la barra por otro lado. Lo que debemos hacer es comer alguna golosina o chocolate, menos de 25 gramos, para saciar esa ansia sin 3excedernos demasiados y hay que dejarse de tonterías light y cosas así porque en general son todas iguales por muy reducidas en grasa que ponga la etiqueta que son.
Lo que tenemos que hacer es no dejarnos llevar por esa ansiedad de locos que nos retuerce el estómago y que no sirve de nada absolutamente. Un buen truco para saber si lo que estamos sintiendo es hambre o ansiedad es pensar en algo que no sea del todo apetecible pero sí que calme el hambre, como un trozo de pan sin nada, o arroz blanco hervido sin sal… Si a pesar de pensar en comer eso seguimos teniendo hambre entonces sí que estaremos sintiendo apetito, pero, si por el contrario, al pensar en comer algo así lo que ocurre es que huimos de ese pensamiento, probablemente estaremos sintiendo ansiedad o nerviosismo.