Hemos evolucionado tanto en los últimos años que a día de hoy ya nos parece completamente normal no tener que salir de casa para comprarnos cualquier cosa. Nuestros abuelos y padres no pudieron disponer de estas ventajas cuando eran más jóvenes. A ellos, los avances tecnológicos de la actualidad les parecen cosa de ciencia ficción. A los más jóvenes, en cambio, nos parecen algo completamente normal y que está a la orden del día.
Sin embargo, hay quien no termina de dar el paso. Muchas personas desconfían de Internet, piensan que son potenciales objetos de engaño y por tanto prefieren acudir a los establecimientos para pagar en mano. Sin embargo, están dejando pasar la oportunidad de ganar en comodidad y de, sobre todo, ganar tiempo. Ahorrarnos largas colas en las tiendas o enormes caminatas para encontrar el producto que buscamos dentro de ellas se ha acabado para siempre.
Desde hace algunos años estoy viviendo en Madrid para estudiar un grado en Administración y Dirección de Empresas en la universidad. Esta labor consume un buen porcentaje de mi tiempo y, en muchas ocasiones, me es totalmente imposible el salir a comprar siquiera los utensilios y productos más elementales para vivir. Hacerlo implicaría perder el ritmo a la hora de estudiar y, personalmente, prefiero mantener ese ritmo y hacer mis compras a través de Internet.
Cuando llegué a la ciudad me tenía que resignar. Todavía no conocía cómo funcionaban los sistemas de compra por Internet y casi siempre solía acudir al supermercado más cercano para hacer la compra. Esto me hacía perder tiempo y, en muchas ocasiones, me desesperaba a causa de la cantidad de gente que se agolpaba en las cajas La verdad era que terminaba llegando a mi piso mucho más estresado de lo que salía, incluso después de varias horas de estudio.
Algo tenía que hacer. Pensaba en ir al supermercado a otra hora, pero cuando lo puse en práctica me di cuenta que no surtía efecto porque en el lugar seguía agolpándose una cantidad sideral de gente. Definitivamente, tenía que encontrar otra manera de hacer mi compra. Sin agobios. Sin estrés.
Comenté el tema con mis compañeros de piso y me recomendaron que hiciera las compras a través de Internet. En concreto, Mario, uno de ellos, me recomendó la página web de un supermercado online barato, en el que podría hacerme con todo tipo de bebidas, alimentación, charcutería o productos lácteos.
La idea me gustaba. Enviaban a mi piso el pedido, lo que evitaría pérdidas de tiempo y demás inconvenientes que no estaba por la labor de soportar. Por eso visité la página, hice un pedido con varios aliementos y bebidas y, en apenas unas horas, ya se encontraban debidamente guardados tanto en el frigorífico como en la despensa de la vivienda.
Unos productos de calidad
Faltaba por comprobar si los alimentos eran similares a los que solía comprar. La verdad es que el supermercado online me había proporcionado productos de primeras marcas, por lo que esa calidad estaba más que garantizada. Efectivamente, cuando empecé a consumirlos lo comprobé. Se trataba de los mejores productos del mercado. Productos cuya garantía y sabor estaban completamente garantizadas.
Quedé convencido de que tendría que volver a hacer la compra a través de aquella página web. Y es esto lo que hago en la actualidad. Hacerme con mis alimentos y bebidas habituales a través de Tu Club de Compras era una auténtica maravilla. Sin salir de casa y sin perder tiempo, cosa muy importante para un estudiante ocupado y con mucha carga de trabajo por asumir, como lo era yo. Y también muy propicia para alguien que está interesado en el ahorro y la economía.