Dicen que la gastronomía es uno de los fuertes de un país como el nuestro porque tiene la capacidad de contentar a una buena cantidad de gente, ya sea de aquí o no. Ni que decir tiene que disponemos de un elenco de productos de la máxima calidad y que, desde luego, permite que podamos estar entre los países que más tienen para presumir respecto a su gastronomía. Un buen queso, cualquier tipo de jamón, la paella, el vino, el pulpo gallego, las migas manchegas, el cocido madrileño… fijaos si tenemos cosas de las que presumir en España. ¡Normal que estemos entre los mejores!
En los párrafos que siguen vamos a hablar de uno de los productos a los que hemos hecho referencia y que es poco menos que una religión para millones y millones de españoles, así como para millones y millones de personas que visitan nuestro país. Hablamos, como no podía ser de otra manera, del vino. Somos uno de los países que presenta mejores condiciones para cultivar la materia prima necesaria para la producción de vino y es normal que estemos entre los países que cuenten con los mejores vinos del mercado, de la mano de Francia o Italia. Y es un orgullo que así sea.
Tomar vino es algo que se considera tradicional en España. Lo hacemos de manera habitual para comer (fijaos, si no, en cómo caracterizan a Antonio Alcántara, padre de familia en la serie Cuéntame Cómo Pasó, con su botella de vino en todas las comidas), y también suele ser habitual que lo consumamos cuando estemos entre amigos. Cuando disponemos de un rato libre y tenemos la posibilidad de compartirlo con familia o amigos, una de las maneras en las que preferimos aprovecharlo es a través del consumo de una copita de vino. Eso nos ayuda a superar todos los escollos que la rutina pinga en nuestro camino.
Según una información publicada por la Interprofesional del Vino en España, el 93% de la gente que consume vino prefiere hacerlo en compañía, lo cual va en sintonía de lo que os estábamos comentando en el párrafo anterior. Y es que no es para menos. Estamos hablando de una de las bebidas para las cuales necesitamos conversación, necesitamos el calor humano. Así ha sido tradicionalmente y así la entendemos también en los momentos en los que nos movemos. La compañía de un ser querido y de una copa de vino hace que podamos hacer frente a cualquier cosa. Nos permite alegrarnos el día si no ha sido el mejor de nuestra vida y hacer de la jornada algo memorable si precisamente las cosas han ido bien y queremos rematarla.
Durante el coronavirus, el consumo de vino se desplomó en España. Algo parecido sucedió en el resto de los países de nuestro entorno. La verdad es que nos encontrábamos en un estado de depresión bastante considerable en términos generales y que habíamos pasado por momentos mucho mejores. Desde que salimos de la pandemia, ese consumo de vino se ha vuelto a ver acrecentado y ha superado de nuevo los 20 litros por persona en función de los datos que maneja una noticia publicada en la página web de El Economista. Ha sido una buena noticia para el sector vinícola que así haya sido.
En un país en el que existe tanta superficie de cultivo vinícola, los dos últimos años han sido salvadores. Es cierto que España es un país que se puede permitir el lujo de exportar todo el vino que no consuma por el hecho de que la gran imagen que disponen los vinos de nuestro país permiten que la gente de fuera los valoren de la mejor manera posible, pero también es cierto que sería una pena que ni siquiera nosotros y nosotras mismas consumiéramos un producto tan nuestro como el vino y que define tan bien la calidad que se contiene en los campos de cultivo de un país como lo es el nuestro.
El consumo de vino en España se ha recuperado y no cabe la menor duda de que va a seguir haciéndolo de cara a los próximos años, sobre todo por el hecho de que se ha vuelto a recuperar esa sensación de que el vino, de la mano de la compañía de amigos y familiares, es la mejor manera de disfrutar del tiempo libre del que dispongamos después de terminar con nuestro trabajo. Desde Delampa nos han indicado que está aumentado la demanda de vino entre la gente de este país y que eso se deriva, en buena medida, de la inversión en imagen que han realizado los productores de esos vinos españoles, algo que también ha tenido incidencia en el aumento del consumo de estos caldos en algunos otros países.
Debemos seguir caminando en esta dirección porque beneficia a todos y todas que así sea. Por una parte, a los productores les viene de perlas que se recupere esa tradición de beber vino porque mejorará las ventas y la facturación. Por otra parte, ese aumento en el consumo hará posible que la gente disfrute de verdad de esos momentos con los suyos, algo que no está de más después de que muchos expertos hayan identificado que hoy en día disfrutamos menos de ese tiempo libre como consecuencia de la aparición de las redes sociales y demás nuevas tecnologías, que tienen como punto negativo que seamos más individualistas que nunca.
Tinto, blanco, rosado… los datos de todos son buenos
Es cierto que cada persona puede ser bastante tiquismiquis en lo que tiene que ver con el vino que le gusta consumir. Nos suele gustar uno en concreto y salir de ese para consumir otro tipo de vino puede resultarnos difícil. Aún así, podemos decir con los datos en la mano que el consumo de todos los tipos de vino en España ha mejorado, lo cual es una excelente noticia para que no solo intentemos mantener esas ventas y facturación de las que antes hablábamos, sino también para mantener esa variedad que nos ha caracterizado a lo largo de los años y que permite decir sin complejos que España es una de las máximas potencias vinícolas de todo el mundo.
Este país se merece noticias como estas después de los malos momentos en materia económica que nuestro campo ha recibido desde la llegada de la crisis económica del año 2007 y la posterior llegada del coronavirus, producida en un momento en que parecía que volvíamos a despegar. La verdad es que tenemos muchas esperanzas depositadas en el futuro de un producto que no se va a perder y que va a seguir estando presente en buena parte de las casas de nuestro país. No es para menos. El vino se lo merece y todos sus defensores y defensoras, también. La realidad no podía ser diferente a la que os acabamos de transmitir.
Consumidores de casi todas las edades
Una de las mejores noticias que nos ha dejado ese aumento en el consumo de vino que venimos experimentando últimamente es que el tipo de personas a las que les encantan los vinos españoles son muy diferentes. Hasta hace unos años, el prototipo de consumidor era un hombre de mediana o avanzada edad. Hoy en día, la edad es mucho más variable porque hay gente que siendo joven (pero mayor de edad, eso sí) ya lo consume y, por si fuera poco, también se ha extendido bastante el consumo entre las mujeres. Sin duda, esta es otra buena noticia. Cuanto más heterogéneo sea el público, más opciones existen de que la demanda siga creciendo.
Y es que ese es el objetivo que debemos tener siempre en la cabeza: el de seguir haciendo crecer la imagen del vino español en todo el mundo. No solo estaremos promocionando una bebida, sino que estaremos haciendo lo propio con un país entero, con una tierra a la que debemos mucho y que nunca podemos dejar de lado. Hay muchas razones por las cuales alguien puede querer venir a España y una de ellas siempre debe ser la gastronomía, que por algo es, sin ninguna duda, una de las mejores del mundo. Y que a nadie le quepa duda de que así va a seguir siendo, porque los productos que son tradicionales de este país van a seguir cautivando corazones por mucho tiempo que pase.
España tiene un montón de cosas positivas y razones por las cuales merece una visita. Es evidente que el país no solo debe centrarse en promover su gastronomía, sino que debe hacer lo propio con los lugares de costa tan demandados, esas ciudades de interior que tanta Historia encierran, esa naturaleza que sigue tan presente en el interior de nuestras fronteras… Son muchos los elementos que han de ser tenidos en cuenta a la hora de colocar a un país o a una región en el top de las que más merecen una visita. Y España tiene que presumir de todos y cada uno de los que le ponen en ventaja con respecto a sus competidores.