Las pulseras son uno de los complementos más utilizados por hombres y mujeres. Regalar una pulsera refleja el sentimiento que profesamos por la otra persona, y sabemos que esta la lucirá con orgullo.
En UnCOMO, el suplemento de estilo de vida de “Mundo Deportivo”, plantea que el origen de pulseras esclavas proviene de las tradiciones de algunos pueblos de la India. Cuando una mujer se casaba, recibía de su marido una pulsera hecha a mano con ramas trenzadas de plantas elaborada por el enamorado. Se la anudaba en la muñeca y no se la quitaba en la vida. Era un símbolo de compromiso y fidelidad mutua.
Los hindús se enfrentaban a menudo a los conquistadores europeos que venían a arrebatarles sus tierras, En aquellas confrontaciones muchos hombres morían. La viuda del guerrero volvía a casarse y recibía de su nuevo marido una nueva pulsera. Las mujeres lucían en el brazo tantas pulseras como maridos habían tenido.
En la segunda guerra mundial, el ejército americano coloca a sus soldados una cadena de acero en el cuello y otra en la muñeca, ambas con una placa grabada en el que viene inscrito el nombre del soldado. Era una forma de identificar a los caídos en combate.
Estas pulseras se hacen populares para uso civil, como joya para hombre, en la década de los 70. Se trata de unas cadenas de oro, con los eslabones gruesos y una placa rectangular alargada ligeramente curvada. La placa, que se colocaba en la parte de arriba de la muñeca, solía venir grabada en el revés con la inscripción de una fecha o una frase.
¿Por qué regalamos joyas?
Las joyas son algo bello y duradero, como los sentimientos. Es un artículo que lucirá la persona agasajada en grandes ocasiones o a diario y dirá a quien le pregunte: “me lo ha regalado mi novio, o mi hijo”. Cuando no lo lleve puesto lo guardará en un cofre como si fuera un tesoro.
Regalar joyas implica conocer a la otra persona. Saber qué es lo que le gusta y cuál es su estilo estético. ¿Cómo viste?, ¿qué complementos lleva? A nadie le gusta regalar una joya que se quede indefinidamente guardada en un cajón. Las joyas son para exhibirlas.
Culturalmente, hemos atribuido a las joyas un significado. Un anillo de pedida significa: “quiero casarme contigo”, una alianza de boda representa compromiso duradero. Regalar unos pendientes o una pulsera puede expresar: “estaba pensando en ti”, o “tengo presente esa fecha tan señalada que es tan importante para los dos.”
Las joyas refuerzan el valor de las palabras. Prolongan los mensajes en el tiempo. Materializan las voluntades, puesto que al fin y al cabo las palabras se las lleva el viento, una joya no. Expresan cariño, lealtad, amabilidad, sinceridad, amor maternal, amor filial. Todo depende del momento y del destinatario.
Las joyas más apreciadas, sobre todo para mujeres, son aquellas que llevan alguna piedra preciosa. A ellas también les hemos atribuido un significado simbólico. Por ejemplo, decimos que un diamante es para siempre.
Denotan buen gusto y originalidad. Las joyas dicen mucho de quien las regala. De su carácter detallista, de su iniciativa, de su sinceridad. De lo que representa para él la otra persona.
Uno de los condicionantes a la hora de regalar joyas es el dinero que queremos o podemos gastarnos. Aunque sabemos que tienen su precio, las joyas tienen un valor más sentimental que material. Quien la recibe las asociará a la persona que se las regalo, al momento del regalo y al mensaje que con ella se quería transmitir. Es una muestra de cariño.
No todos los cariños son iguales.
Las palabras referidas a los sentimientos tienen tantos matices como sentimientos y grados de intensidad existen. “No hay una palabra en el mundo que recoja la amplia gama de experiencias y sentimientos que engloba el amor”. Así lo indica el psicólogo inglés Tim Lomas a la BBC, quien tras investigar 50 idiomas distintos halló 600 palabras diferentes que se referían al amor y al cariño.
En una primera clasificación, estableció 14 tipos de amor y les asignó un nombre griego, pues según su investigación, es el idioma que tiene más palabras referidas a estos sentimientos.
Así encontramos:
- Amor experiencial. Es el amor que sentimos por determinadas actividades que nos dan placer. Como viajar, cocinar, escuchar música.
- Amor estético. Es la admiración por la belleza. Por contemplar o adquirir un objeto que nos impresiona o emociona.
- Amor de arraigo. Son los lazos emocionales que establecemos con un ambiente en el que nos sentimos seguros. Puede ser desde un sitio físico, como el hogar, o un grupo humano, la familia. Entendido como ambiente, no como relación.
- Amor de amigos. Es el sentimiento que establecemos con otras personas con las que hemos compartido experiencias. Se basa en la confianza.
- Amor propio. Hace referencia a la autoestima y a la autovaloración. La capacidad que tenemos las personas de valorarnos y cuidarnos a nosotros mismos.
- Amor familiar. Son unos lazos de cuidado y afecto que se establecen en la familia y que van más allá de la seguridad personal. Se manifiesta cuando los padres cuidan y se preocupan de sus hijos, y en la gratitud sincera que sienten los hijos por los padres.
- Amor pasional. Está relacionado con la pasión y el deseo sexual. Es lo que habitualmente denominamos la llama del amor. La que en ciertas etapas de una relación se manifiesta con más fuerza que en otras.
- Amor juguetón. Consiste en ver el amor como un juego, en el que los dos participantes reciben gratificaciones en su desarrollo. Es, por ejemplo, el proceso del cortejo.
- Amor posesivo. Son relaciones tóxicas basadas en la dependencia, y en la sensación de propiedad sobre la otra persona. Da lugar a episodios de celos o a tomarnos la licencia de decidir sobre la vida de la otra persona. Por desgracia es un componente que está presente en muchas relaciones, tanto de pareja como familiares.
- Amor racional. Tiene que ver con el compromiso. Son las relaciones que se establecen a largo plazo. Con tomar posición por otra persona y elegirla como aquella con la que vamos a compartir nuestra vida, más allá de los periodos de pasión desenfrenados.
- Amor desventurado. Es lo que podríamos llamar amor a primera vista. Se basa en la intuición. El psicólogo lo califica desventurado, puesto que está pendiente de que nuestros deseos coincidan con la realidad, cosa que no siempre sucede.
- Amor compasivo. Se mueve hacia la compasión desinteresada e incondicional y se basa en realizar sacrificios en pro del bienestar de la otra persona.
- Amor momentáneo. Son instantes de conexión química que se dan entre dos personas, al mirarse a los ojos o compartir una experiencia.
- Amor reverencial. Es el aprecio y admiración que se profesa hacia alguien con cierta ascendencia sobre nosotros. Como el que puede sentir un alumno hacia su maestro.
Un mensaje individualizado e inequívoco.
No es lo mismo regalar una pulsera a una madre, a un bebé recién nacido que a nuestra pareja. Es importante partir de a quién se lo vamos a regalar y qué mensaje queremos transmitir con el regalo. Por eso, los joyeros de Joyería Lorena, unos fabricantes y vendedores valencianos de joyería, nos comentan lo importante que es personalizar el artículo. Es como una frase sincera que se la vas a decir a alguien determinado, y que no se la dices a todo el mundo.
Imagínate a alguien que tiene por costumbre regalar un ramo de rosas rojas en cada ocasión. Lo ha hecho siempre con todas sus novias. Si es así, ¿qué diferencia hay entre Marta, María o Sonia, la mujer con la que se casó al final?
Cada año, el día de la madre encarga el mismo ramo de rosas, en la misma floristería, y se lo lleva a su progenitora. Es muy detallista y hace lo propio con su mujer cada aniversario de su boda. Queda muy recurrente, pero ¿qué diferencia hay para él entre su madre y su mujer? Si envía el mismo ramo de rosas en los entierros, la cosa empieza a ser preocupante.
Existe una amplia gama de pulseras donde elegir que se pueden personalizar. Para hombres es tendencia las pulseras de tiras de cuero con cierre en plata y con abalorios con forma de diferentes objetos que se insertan en la pulsera.
Para mujeres, las pulseras son cadenas finas de plata que pueden llevar colgantes que hacen referencia a sus gustos y aficiones o contener alguna piedra preciosa o semipreciosa.
Se han hecho muy populares las pulseras de charms. Un cordón de plata que se personaliza incorporándole cuentas con la forma de algún objeto o alguna piedra semipreciosa atravesada por un orificio en el centro para introducir el cordón.
Una pulsera es una muestra de amor que el destinatario guardará con él durante toda su vida. Cuando se la ponga, se acordará de nosotros.