El comercio electrónico y la oferta para hacer uso de él ha crecido mucho durante los últimos años. Hoy en día son muchas las plataformas que nos ofrecen todo tipo de productos para poder comprarlos sin tener que salir de casa. Al tener contacto diario con ellas, su uso se ha ido asentando de forma paulatina entre los hábitos de los consumidores y ya es raro que no se haga por lo menos una búsqueda en internet, antes de acudir a la tienda física para comparar precios.
Sin embargo, igual que las empresas deben estar al día en cuanto a ciberseguridad, y lo están empezando a hacer, aunque este tema siga siendo uno de los principales problemas para las Pymes, según nos confirman desde Inforges, también los usuarios cuando nos ponemos en el papel de usuarios de eCommerce tenemos que saber qué medidas son necesarias tomar para que nuestras compras sean seguras y no acabar siendo víctimas de una estafa que exponga nuestras economía y nuestra privacidad.
Lo principal a lo que debemos acostumbrarnos es a utilizar el móvil para leer, consultar alguna información concreta, pero no para realizar cualquier tipo de gestión que implique por ejemplo pagar con tarjeta, si no sabemos si la red que estamos utilizando es segura. Se entiende que una red es segura cuando el número de personas que la utilizan es limitado, si estás utilizando la red wifi pública de un aeropuerto, tus datos están expuestos ante muchas otras personas que podrían interceptarlos con un fin de dudosa legalidad. Por lo tanto, para realizar compras online lo más aconsejable es hacerlo desde casa o desde una red de confianza, que no usen demasiadas personas.
¿En qué debemos fijarnos?
Un indicador de que la página es segura, antes de comprar, es comprobar la barra de direcciones. Si la dirección de la tienda online empieza por https:/ significa que es segura. Tampoco es que sea un valor absoluto de o todo o nada, puede que una página cifrada sea un fraude y represente una amenaza para los usuarios. Sin embargo, el hecho de que tenga cifrado HTTPS ya nos ayuda a percibir una mayor seguridad. Otro detalle importante lo podemos encontrar a la izquierda de la barra de direcciones, se trata de un candadito cerrado verde o gris.
HTTPS o Protocolo de transferencia de hipertexto a través de Secure Socket Layer es un esquema URI utilizado para indicar que una conexión HTTP es segura. Una web que utiliza https, indica que está usando el HTTP, pero con un protocolo predeterminado diferente para la comunicación segura a través de una red informática (protocolo SSL/TLS). Esto proporciona un cifrado o capa de autenticación adicional. En la práctica significa que este cifrado nos proporciona una garantía de que nos estamos comunicando con la Web que hemos elegido (en oposición a un impostor) y se asegura que el contenido de las comunicaciones del usuario sea privado y confidencial (tarjetas de crédito, cuentas bancarias). Esto significa que la información del usuario no puede verla un tercero para ser manipulada, que los datos están encriptados y que, aunque los intercepten, no podrían interpretarlos y que la información no es manipulable, lo que nos asegura que no haya suplantación de identidades para la obtención de datos a terceros.
Una vez nos hayamos asegurado de esto es importante que echemos un vistazo al contenido de la página en general. Ver el aspecto, la distribución del contenido, buscar pequeños errores de contexto que nos hagan sospechar y que nos indiquen que podemos estar delante de un posible fraude. Es fácil encontrar más pistas si hacemos una pequeña búsqueda en Google. Allí, al buscar el nombre o el dominio, podemos encontrar información o incluso comentarios de otros usuarios en los que podemos observar si les ha ido bien la compra, si han encontrado algo extraño, etc.
Parece algo obvio, pero muchas personas ni siquiera saben a quien le están comprando. La pestaña de contacto debe estar perfectamente visible y cumplimentada para poder ponerse en contacto con los responsables por diversas vías, además de que en todas las páginas fiables vamos a poder consultar los datos de la empresa que está detrás. Allí encontraremos su dirección física, datos del responsable de la web y más información que nos muestra que realmente estamos ante algo legítimo y que no va a ser un problema de seguridad. Si la página web nos platea dudas no está de más escribirles un mensaje preguntando por algún producto. Si la respuesta es difusa o no llega nunca, es mejor desconfiar de ese portal.
Normalmente todos navegamos por internet intentando encontrar una oferta, o por lo menos algo más barato, aquello que queremos comprar. Y en muchas ocasiones es así, puede ser que encuentres ofertas y sean reales. Sin embargo, cuando una empresa tiene su catálogo online con un precio especialmente barato es normal desconfiar. Si no hay ninguna explicación coherente, probablemente estemos ante una página de muy dudosa reputación.
Y por supuesto, la forma de pago. El hecho de que una web nos permita optar por diferentes métodos de pago, como pueden ser varias tarjetas, PayPal y similares, es una garantía. Generalmente son métodos de pago que están cubiertos en caso de que el producto no llegue o haya algún problema.
¿Y si ya te ha pasado?
Si crees que has realizado alguna compra en una web que no era segura, lo primero que debes hacer es intentar ponerte en contacto con el servicio de atención al cliente, o con el teléfono de la tienda online, para que puedan resolverte tus dudas.
Tanto si no obtenemos respuesta como si las que nos dan no nos satisfacen, se debe interponer una denuncia ante las autoridades pertinentes. Las Fuerzas del Estado cuentan con unidades para los delitos telemáticos que se especializan en localizar los fraudes que se dan en Internet y en identificar cuáles son las páginas seguras para comprar.
Si ya no puedes evitar que te pase a ti, por lo menos que no le pase a nadie más.